jueves, 18 de septiembre de 2014

¿CASUALIDAD?


“¡Qué casualidad! otra vez la vi en el mismo sitio y a la misma hora”, pensé un día por la mañana mientras regresaba de correr en un parque y me dirigía hacia mi casa (Dios mío, las cosas que habré hecho para conocer chavas).

La niña estaba divina, güerita, ojos verdes, una carita preciosa, de cuerpo ammmm,  era delgadita y nada más, más bien chiquita y nada exuberante, pero era nada más que un bombón, de esas chavas que te gustaría llegar a tu casa y decir: “Mamá, mira; te presento a mi novia”.

Antes de eso yo venía de romper un noviazgo bastante largo, que en realidad yo lo rompí todo. Eso con el tiempo provocó que yo tuviera la mente un poco más clara y me concentrara en otro tipo de actividades, no contemplando mucho el tema del amor. Pero era innegable que la güerita me encantaba y que cuando por “casualidad” la veía todos los días en la mañana, hacía que esa negativa hacia el amor se quedara en segundo plano.

 Habíamos formado algo así como una atracción mutua en la cual ninguno de los dos se atrevía a dar el siguiente paso, tal vez miedo, qué sé yo. Éramos como dos desconocidos que nos gustábamos y que teníamos en mente saber el nombre del otro, pero nadie se animaba a preguntar y ni siquiera decir “hola”.

A mí con esta situación, me motivaba más a levantarme temprano e ir a correr al parque, con el fin de terminar mi rutina de ejercicio con anticipación para tener el tiempo necesario con el cual regresaría a casa y poder “coincidir” con la hermosa “güera”.


Así pasaron varias semanas, la misma rutina, pasábamos cerca uno del otro y simplemente salían esas pequeñas risas nerviosas, agachábamos la mirada y una que otra vez nos quedábamos viendo a los ojos, con ganas de decirnos algo o preguntarnos nuestros nombres.

A mí, ni por la cabeza se me cruzaba en el pensamiento, de que ella hiciera eso a propósito, sí sabía que era de mi parte, pero muchas de esas veces yo no decidía que ella pasara por el mismo lugar exactamente a la misma hora, simplemente “casualidad” decía yo.

Días después, yo por cuestiones laborales dejé de frecuentar el parque por las mañanas, lo que hizo que dejara de ver a la famosa güera y algún tiempo después, mientras yo regresaba a casa por la tarde, me topé a la güerita estando de novia con un aparato de los que no se ven muchos por acá.

Un pendejo de esos que cuando los ves dices: ¿Qué chingados le vio a este wey? El hecho era que algo le había visto, porque se le notaba recontra mega enamorada de él, lo cual terminó por alejar mis pensamientos y matar la posibilidad de que yo pudiera andar con ella y se fijara en mí.

Más delante me enteré, por un medio que la verdad no vale la pena mencionarlo aquí, que la güerita sí se habría fijado en mí en aquellos días, pero el hecho de no tener el valor de decirnos “hola” ni reconocer las “casualidades” como lo que realmente eran, impidió que ella y yo llegáramos a ser algo más.

Que ella pasara todos los días a la misma hora y por el mismo lugar, no fue una “casualidad” sino que era una “causalidad”, porque esos hechos se producían a causa de que ella sentía una atracción por mí, de lo contrario ella misma no hubiese permitido que esas cosas sucedieran, para evitar cualquier mala interpretación de mi parte.

Jamás supe su nombre pero ella sí supo el mío. Jamás logré ver ni escuchar ese hermoso rostro diciéndome que yo le gustaba, sigo con arrepentimiento de eso.

Abre los ojos, que no te pase lo mismo a ti.

Si cada vez que vas a la casa de tu amigo, su hermana se aparece de “casualidad” luciendo bastante arreglada por ser tal vez un día equis de la semana al medio día y dándote cuerda para entablar alguna plática contigo, no seas pendejo.

Lo más probable es que no estés en presencia de una “casualidad”.

Si en una salida a algún bar, una mujer sentada al lado tuyo te toca la mano al pasarte algún objeto, luego al  decirte al oído un secreto, después al apoyarse en la mesa cuando se levanta al baño y más tarde para ver una tontería en tu celular, no tienes que pensar que te tocó la mano cuatro veces de manera fortuita.

Porque si una mujer te coca la mano una vez por “casualidad” y no tiene otras intenciones contigo, tratará a toda costa y por todos los medios de evitar un segundo toque y ni hablar de un tercero y cuarto.


¡Qué loco! Ayer por “casualidad” vi una foto en Facebook de una chava que se parecía mucho a la dichosa “güera”, entré a su perfil, ¿Será su nombre verdadero? ¿Le envío solicitud de amistad?

¡ÁNIMOOOOO!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Crack!!!!

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