Daniel
y María se habían conocido en un bar una tarde de verano. Los dos
concurrían mucho a ese lugar los días viernes
o sábados con amigos y familiares, la mayoría amaba ir a ese bar por que el
ambiente les parecía de lo más genial y se podía convivir con mucha
tranquilidad.
Los
tortolitos con el paso del tiempo se hicieron novios, se enamoraron y se
juraron amor eterno.
¡Qué
lindos! Todo marchaba perfecto hasta que.
Un
día de la nada, a María le entró una crisis de “confusión” por lo que le pide a
Daniel que por favor se den “un tiempo”, que no tenía las cosas bien claras y que
quería saber si lo que sentía por él era verdadero. ¡Verdadero mis huevos!
Daniel
algo impactado por la noticia le respondió a María: ¡Nada de tiempo, si no me
quieres aquí la dejamos y terminamos!
Hasta
ahí el tipo actuó como hombre de primera y con un diez de calificación, pero después de decir eso, el mono
quedó más frío que un cadáver en la morgue. Ha pero no todo quedó ahí, la nena
se hizo la sentida y ofendida con la palabra “terminamos”, ya que ella lo que
quería era “tiempo” y no terminar del todo, queriéndose asegurar de su libertad en acción, ya sabemos
que ellas actúan como si no tuvieran pareja sabiendo que cuando ellas quieren
volver nosotros estaremos ahí.
Además
seamos realistas, ese tiempo que ellas nos piden puede variar mucho, como puede
ser un día, como un mes y hasta una vida. Entonces después de eso Daniel y María
no se vieron ni dirigieron la palabra en dos semanas.
Al
viernes siguiente, Daniel no fue al bar de costumbre por consejo de su hermano,
quién si fue acompañado de su novia Esmeralda. Esa noche María estaba sentada
sola en un rincón del lugar donde se le veía muy triste y pensativa, fue entonces
cuando Esmeralda (la novia del hermano de Daniel) se le acercó para platicar un
poco y preguntarle qué era lo que le pasaba.
María
rompió en llanto: “Lo quiero, lo extraño y lo necesito” que fueron algunas de
las muchas cosas que ella le dijo entre llanto y quejidos. María tres días
después se iba de viaje dos semanas, se iba desolada y destruida.
Al
día siguiente Esmeralda no se iba a quedar con la información, le contó todo a
Daniel y además de eso, agregó que como consejo la llamara “urgentemente” para
que hablaran y se arreglaran porque ella se iba de viaje.
En cambio su hermano le dijo: “si ella
está así, es porque ella misma se lo buscó, tú en ningún momento le propusiste
cortar, si se va de viaje déjala que se valla llorando y destruida, a ti en
nada te beneficia porque en dos semanas no la vas a ver, ¿O acaso tú estuviste muy
bien estos días? ¿Vas a hacer que se valla de viaje con la tranquilidad de que
te tiene de nuevo? ¿Para qué regresando se confunda de nuevo? Mejor déjala que
se valla llorando y la llamas cuando regrese.”
Por
supuesto Esmeralda como toda mujer, saltó negándose y diciendo: “No seas
cabrón, pobrecita María está hecha mierda, tienes que llamarla sí o sí Daniel”.
Me da algo de pena decirlo pero Daniel le hizo más caso al consejo de Esmeralda
y al de su corazón que al de su hermano y al de su mente y sí, la llamó. ¡A la mierda todo!
-Riiiiiing,
riiiiiing.
-Ella: Hola (Con voz de ahora qué chingados quieres).
-Él: Hola María, soy Daniel.
-Ella: Ah, qué onda (¡Verga!, no se le notó mucha emoción).
-Él: Éste, me gustaría que habláramos un rato ¿Vamos a tomar un café?
-Ella: La verdad es que no puedo.
-Él: ¿Y mañana?
-Ella: Tampoco.
-Él: Bueno pues, ¿Cuando?
-Ella: Esteeeem.. Podría ser el… ammm viernes.
-Ella: Hola (Con voz de ahora qué chingados quieres).
-Él: Hola María, soy Daniel.
-Ella: Ah, qué onda (¡Verga!, no se le notó mucha emoción).
-Él: Éste, me gustaría que habláramos un rato ¿Vamos a tomar un café?
-Ella: La verdad es que no puedo.
-Él: ¿Y mañana?
-Ella: Tampoco.
-Él: Bueno pues, ¿Cuando?
-Ella: Esteeeem.. Podría ser el… ammm viernes.
Y ahí fue
cuando la cita quedó en viernes, pero algo no pintaba bien, la actitud de ella
no demostraba ser lo que Esmeralda había descrito ¡Ah cabrón, ¿no que estaba
muy triste?!
Y ya se
encontraron.
En una plática
tensa y sin mucha fluidéz, Daniel toma la iniciativa y le propone a María que
regresen, pero ella muy alzadita y engreída le dice que no, que en todo caso si existiera la posibilidad de que regresaran, sería pero hasta que ella llegara de su viaje. Nada
de rastros de lágrimas, ni los “lo extraño” ni los “lo necesito” como se lo habían pintado a Daniel.
Para todo
esto la nena se iba de viaje sabiendo que el imbécil de su ex estaría
esperándola, pero en el viaje conoce a otro tipo y se “confunde” aún más
todavía, motivo por el cual a su regreso, cuando Daniel la busca para que
hablen, ella lo manda a san puto más fuerte que la primera vez diciéndolo que
está de novia con alguien más. ¡Adios todo!
Conclusión,
nunca acates consejos de mujeres, ellas ven las cosas desde otra perspectiva,
puede que alguna mínima vez acierten en algo, pero este sería un hecho
fortuito. Es fácil de analizar y sencillo, ellas no pueden dar consejos sobre
cosas que no saben, ellas excluyendo a las chicas lesbianas, nunca se han ligado a
una mujer, nunca una las bateó, nunca una mujer las dejó, ni nunca
tuvieron que esforzarse para recuperar a una como un imbécil.
Ellas que
opinen de hombres porque de mujeres no saben ni vergas.
Es más, fíjate
cuando ven a una mujer que está buena y te dicen: “Está súper chapara y orejona”. A ti obviamente te dan ganas de decirle: “Y a mí que chingados me importa si
está chaparra” si tú la partirías como a un queso.
Es
indudable que ellas no saben de mujeres, por eso no deben de opinar ni dar
consejos sobre mujeres, tomar consejos de mujeres es como hacer todo al revés, tomar consejos de mujeres en el ámbito del amor, es tener un pase asegurado al fracaso y al sufrimiento.
Ten en claro lo que quieres, ponle huevos y no te dejes pendejear por ninguna mujer y toma las cosas de quien vienen.
Ten en claro lo que quieres, ponle huevos y no te dejes pendejear por ninguna mujer y toma las cosas de quien vienen.
Abrazo a
todos.
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