Quienes se han dado la oportunidad de conocerme alguna vez, sabrán que
desde hace algún tiempo atrás he ayudado a algunos amigos, conocidos que han
sido dejados o lastimados por sus parejas, toda esta ayuda que yo proporciono es
gracias a la experiencia que he conseguido en distintos noviazgos pasado en mi
vida lo que me ha llevado a vivir un mundo de experiencias las cuales me han
servido como aprendizaje y ahora esas vivencias yo las comparto para que
alguien mas no pase por lo que yo pasé.
Algunas de esas personas o amigos acuden a mí por diferentes
circunstancias, hombres con demasiado dolor a punto de la depresión gracias a
que sus parejas los han dejado o les hicieron vivir un momento demasiado
doloroso, con esa indescriptible sensación de pena en el pecho agregándole una
angustia terrible.
Muchos “machistas” u hombres que afirma que un hombre nunca llora,
entonces en cuando yo digo, si los hombres no hubiéramos nacido para llorar,
dios o como le quieran llamar, no nos habría dado lágrimas.
La tristeza y la angustia son algunos de los sentimientos que son tan
válidos y necesarios como la energía que mantiene en movimiento el cuerpo, por
lo que las expresiones o ademanes de esa tristeza son aún más validos como las
expresiones de felicidad y euforia.
Analicemos la situación desde otro tonto pero claro punto de vista,
cuando el equipo de futbol al que somos tan aficionados anota un gol al eterno
rival ganándole el partido en los últimos minutos, gritamos, saltamos, nos
abrazamos con el mono que tengamos más cerca, reímos, cantamos y salimos del
estadio brincando de felicidad.
Es exactamente de la misma manera cuando extrañamos a alguien que
amamos, sentimos angustia, nos duele, lloramos, buscamos abrazarnos a algo, nos
queremos morir, queremos buscarla, etc.
Cuando nos sintamos de esa forma, dejemos salir sin culpa o pena ese
sentimiento de dolor, así mismo como cuando dejamos salir la euforia y la
alegría, los dos sentimientos son parte de nosotros, son fundamentales y son
muy válidos, y lo mejor y lo más importante. “Ambos sentimientos son sumamente
normales en nosotros”.
Y de la forma así como son normales esos sentimientos, tenemos que estar
conscientes de que son “pasajeros” y algún día ya no serán parte de nosotros y
solo serán simples recuerdos.
Hay que ser conscientes que las alegrías algún día se van, nuestro
estado de ánimo se estabiliza, lo mismo pasa también con el dolor.
Quienes en este momento se dieron la oportunidad de leer este post en mi
blog porque están sufriendo por alguien, les quiero decir primeramente gracias
de ante mano por darse el tiempo de leer lo que escribo y después decirles de
todo corazón que se permitan sufrir de la misma manera en que se permiten
gritar gol y festejar una victoria de su equipo de futbol.
Pero nunca dejen de tener en cuenta que tanto las angustias como las
alegrías algún día serán superables y lo único que necesitan es superarlas para
seguir viviendo, siempre manteniéndose fijos y de pie, con un mucho de orgullo,
dignidad y amor propio, la vida es como los huracanes, “Después de la tormenta
viene la calma” y por ende la vida les va a traer alivio, nunca se pregunten ni
como, ni cuando, ni donde, les aseguro que en algún momento sin que se den
cuenta les va a llegar, quiéranse a sí mismos y confíen que todo estará bien.
Y a los boludos que siempre salen con la típica frase “Vamos, los
hombres jamás lloran, es solo una mujer” permítanme decirle que en su puta vida
han conocido lo que es enamorarse y por eso no saben de lo que se habla,
palabras de aliento son las que necesito antes que una simple frase barata.
Los verdaderos hombres así somos, si sentimos y así sufrimos, un hombre
no es aquel que no llora, un hombre es el que mientras llora se dice a sí
mismo:
“Voy a salir de esto, porque
yo también valgo y mucho” ¡Carajo!
Quiéranse puta madre, abrácense a sí mismos y no dejen que ninguna
situación los derrumbe, si te duele llora, no pasa nada y recuerda que los
hombres también lloran.
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