jueves, 20 de junio de 2013

UN DÍA DE ESOS.


Por respeto a la integridad moral de las personas que nos relatan sus historias, cambiaré los nombres de los protagonistas de la historia, por su atención gracias.

Francisco se despertó con la imagen mental del estadio repleto de banderas del equipo de sus amores, cánticos de ¡Vamos guerreros!, la espectacular porra de ¡Sigo esperando esa suerte!, todo ese ambiente que caracteriza a un estadio de fútbol  Su mejor amigo había conseguido algunos pases para el importante partido que se disputaría esa tarde, estaba emocionado ya que tenía bastante tiempo que no iba al estadio a ver a su equipo.

Salió de su cama, fue al baño, se limpió un poco la cara, prendió el televisor y abrió las persianas de su habitación, vio el cielo y se dio cuenta que las nubes que acechaban el día no eran para nada amenazantes y sin duda era tarde de fútbol en la que podía convertirse en uno de los mejores días de su vida.

Y claro, el domingo ni su hermana ni sus padres se levantaban temprano por lo que ellos más tarde salían a desayunar fuera de la casa, por lo que Francisco tenía que rascarse con sus propia uñas.Y claro, el domingo ni su hermana ni sus padres se levantaban temprano por lo que ellos más tarde salían a desayunar fuera de la casa, por lo que Francisco tenía que rascarse con sus propia uñas.

Salió de su habitación, fue a la cocina a prepararse algo de desayunar, puso agua para café, pensó en algo rico, pero valla, no encontraba el frasco de café por lo que de inmediato exclamó:

-¡Mamáaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Dónde está el café? (voz de grito)
-Buenos días primero ¿no? – Respondió la madre desde su habitación con tono de reclamo.
-Buenos días – Respondió Francisco.
-El café esta en tal parte – Le contesto su madre.

- ¿Vas a ir al estadio con Carlos? – Le pregunto su padre.
-¡Si Pa! Al final si consiguió los boletos y nos vamos a lanzar.
-Bueno, nada más vayan con cuidado hijo, pórtate bien, ya vez las cosas que pasan en los estadios.
-No pasa nada Pa!, vamos a ir a un palco, ahí las cosas estás tranquilas.
-¿A qué hora llegaste anoche? – Pregunto su mamá.
-Como a las 3 de la mañana Ma, me trajeron mis amigos.

Después de eso la plática se cortó un poco ya que los huevos revueltos que se estaba preparando se le comenzaron a pasar de tueste, entre comillas se le empezaron a pegar.

“¡Puta madreeeee!” pensó Francisco mientras tiraba los huevos a la basura todos quemados y apestando a humo, en ese momento abrió la ventana de la cocina para que se saliera todo el olor a quemado y volvió a batir un par de huevos, esto ahora con la eterna promesa de no moverse de ahí para que no se le quemaran.


Mientras desayunaba se le vino a la mente que tenía que escribir la próxima columna para el sitio donde colaboraba y tenía que estar lista para el próximo miércoles. Hacía rato que tendría que haber comenzado a escribirla pero por alguna u otra cosa no la había hecho, siempre por cuestiones del día postergaba la elaboración para el próximo día. 

Iba a realizar la columna ese día, pero los boletos para ir al estadio a ver a su equipo favorito habían postergado de nuevo la elaboración de la dichosa columna.


“Bueno, ya mañana sin falta y me pongo las pilas” - Pensó Francisco en un intento por no sentirse culpable e irresponsable.


Después de desayunar, recogió la mesa, limpio, lavo sus platos y fue a prepararse para salir. Llego de nuevo a su habitación, se metió a la ducha, salió, miró la televisión, busco su Jersey y se arregló para partir al estadio.

Francisco y Carlos regresaban a las seis y media del estadio, después de un partidazo por parte de su equipo y regresaban con una sonrisa de oreja a oreja, el equipo no solo había ganado tres a cero a su eterno rival odiado, sino que además de eso llegaban como líderes generales del torneo.

Francisco al llegar a su casa se cruzó con su papá en la puerta.

-¿A dónde vas papá? – Pregunto Francisco.
-Voy a traer un poco de carne, están tus tíos con tu primo y pues se nos ocurrió asar.
-Uuuuuh que bueno, vamos Pa te acompaño, el día que yo te diga que no a una carne asada, mátenme por favor.

Así partieron los dos en busca de carne, salchicha, sirlón, bistec, cebollas, pollo, chorizo y la infaltable botana mientras el carbón ardía. Después de la carníta asada y ya que se habían retirado sus tíos y primo se llegó la noche, se volvió a duchar, se puso la pijama, se metió a la cama y recordó que se había perdido “Fútbol Picante”.

-¡Y bueno, no todo se puede hacer en un día!- Pensó mientras tomaba el control remoto para cambiarle de canal antes de quedarse dormido.

De todas formas en un canal del cable pudo ver nuevamente los goles de su equipo, luego le cambio a una película de acción que ya había visto un bastantes veces y ya con el televisor programado para apagarse a la una de la mañana, se quedó dormido a las doce y media.

Este había sido un día verdaderamente muy importante para Francisco, había sido uno de esos días que había estado esperando por mucho tiempo, y no por el partido, ni por la victoria de su equipo, ni por pasarlo con su mejor amigo, mucho menos por la carne asada, sino porque había sido el primer día en que en ningún momento había pensado y recordado a Mariana.

Y que cosas de la vida ¿No creen?, como no podía haber sido de otra manera, este tan importante y esperado día había trascurrido sin que Francisco ni siquiera se diera cuenta de lo que pasó.

Y es que así nos pasa a todos, un día están destrozados por aquella chica que te dejo, te la pasas pensando por la situación en la que vives pero cuando menos te das cuenta tu mente comienza a sanar, y si tu mente sana automáticamente tu corazón lo hace, tratemos de distraernos, hagamos cosas que nos gustan y nos divierten y veras como sin que te des cuenta dejas de sufrir.

UN ABRAZOOOOOOOO




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes razón amigo, cuando menos nos damos cuenta es cuando dejamos de pensar en ellas, temazo y saludos, sigue asi bro.

Anónimo dijo...

Woooooow!!!! no lo habia visto de esa forma y tienes mucha razon.

Publicar un comentario

 
;